Practica hasta que la mente olvide, y el cuerpo recuerde
(Miyamoto Mushasi)

Cualquier disciplina o actividad física tiene sus ritmos, métodos y objetivos.
En la práctica de las Artes Marciales, el trabajo se enmarca en la confrontación, de lucha y reorientación de ese escenario hacia la mitigación o resolución del conflicto.
- La dimensión física es fácilmente reconocible por el trabajo de combate, de golpeo o de proyecciones, siendo éstas quizás la parte más visible de la mayoría de escuelas, que pueden incluir o no el manejo de armas.
- El desarrollo mental, por su parte, es relacionada por el gran público con la práctica de ejercicios de respiración, meditación y distintas formas de autocontrol. Si bien esto es cierto, incluye otras prácticas y nociones éticas y filosóficas que han sido ampliamente influenciadas por las corrientes sintoístas, budistas, o relacionadas con el zen. Sin duda, un magnífico contrapeso a la potenciación física y que enriquece más, si cabe, su valor como disciplinas completas.
Sin embargo, es menos frecuente la relevancia y la identidad que la unión de estas dimensiones pueden llegar a tener en la dimensión técnica, y cuya presencia es absolutamente unánime, agrupada en las Artes Marciales Tradicionales japonesas bajo distintas fórmulas de entrenamiento:

Kihon
El Kihon es la práctica de las técnicas y movimientos básicos. Incluye trabajo de desplazamientos, ataques, defensas y posiciones. Este tipo de trabajo prima desde de un punto de vista propioceptivo el desarrollo de la espacialidad y de la coordinación neuromuscular, educando al cuerpo en las nociones básicas del movimiento.

Es el primer nivel de práctica en la adquisición de competencias técnicas, y permite desarrollar las bases físicas y conceptuales para profundizar en el resto del sistema, con garantías de progresión y eficacia.
Kata
Un Kata es un conjunto de movimientos con coherencia y capacidad didáctica, que se transmiten y ejecutan de forma preestablecida, y que pueden contener: posiciones, movimientos de ataque y defensa; elementos de movilidad y espacialidad, incluyendo ejercicios de dominio del cuerpo, cambios de dirección y altura, giros aprovechamiento de inercias; trabajo de fortalecimiento y/o de respiración; y otros elementos que se encadenan con un ritmo y cadencia propios de cada sistema, y concepción de lucha. Los Kata tienen, además, la capacidad de codificar conocimientos específicos de la escuela.

Constituyen el ADN de cualquier sistema, y pueden tener una complejidad variable y anidada en distintos niveles de aprendizaje.
Pueden estar diseñados para una ejecución individual, con o sin armas, y con la presencia de algún compañero; en especial si se contempla la práctica del bunkai o de ejecución aplicada de los movimientos del kata.

Uchi komi
El poder de la repetición reflejado en la frase «la práctica hace al maestro», recoge fidedignamente el poder del trabajo basado en los uchi-komi. Éstos, consisten en la práctica de la repetición de movimientos concretos, generalmente cortos, y de una forma determinada, por lo general enérgica y con potencia, por parte de quien ejecuta la técnica.

Su práctica se destina a la mejora técnica y al desarrollo de la memoria muscular, pudiendo incorporar elementos que favorezcan el desarrollo de la potencia o la velocidad de ejecución, siempre de cara a facilitar la mecanización de la técnica hacia su máxima eficacia.
Según la técnica y los objetivos que subyacen a su ejecución, pueden realizarse de forma individual (al aire, con lastres, con gomas, con balón medicinal, con dummies, etc), o con compañero.
En algunas disciplinas, como en el Judo, existe u nivel adicional en el trabajo con compañero: el nage komi, que incluye la finalización de la técnica, por proyección, en cada una de las repeticiones.

Waza
El trabajo de waza es quizás uno de los más ricos y mutables que posee la estructuración de la práctica de las Artes Marciales Tradicionales japonesas. a los niveles bajos, les permite adquirir pautas de movimiento y ejecución más complejos; mientras a que los grados más experimentados favorece la profundización y la mejora en destreza a través de su práctica.
Hablamos de waza, cuando el entrenamiento y la práctica se orientan a la aplicación, pero se mantiene un contexto pautado, diferenciando los roles de quien simula la agresión, y de quién realiza la técnica.

Cuando trabajamos waza, la complejidad del trabajo es variable, pero incluye combinar reacción, espacialidad, desplazamientos, ejecución, ritmo, secuencias y adaptaciones que no suelen trabajarse en la modalidad de uchi komi, aunque de hecho compartan parte de su filosofía de trabajo kaizen (mejora continua y secuencial por repetición).

Permite profundizar en la naturaleza del sistema y su conocimiento del mismo, aportando sutilezas que permiten el progreso del practicante. Constituyen una gran herramienta, tanto de desarrollo, como de exploración.
Randori
El término randori se refiere a la práctica libre, generalmente siempre acompañada por la práctica recíproca de un compañero y bajo un régimen no colaborativo. Puede contener pautas o normas, pero su práctica está siempre condicionada a una preparación y nivel de conocimiento previos, y bajo la premisa de no buscar el producir un daño al compañero.
Se trata de una práctica avanzada y no exenta de riesgos. Por este motivo, la reciprocidad y pautado deben estar acorde al nivel de conocimientos y condición física de los practicantes, y es por ello necesario una buena preparación para garantizar las mayores condiciones de seguridad y enriquecimiento del ejercicio.
En algunas escuelas, la práctica del randori se incluye como parte del trabajo de competición o shiai, mediante ejercicios de combate. No obstante, incluso en estos casos, se suele considerar la práctica del randori como una forma avanzada de entrenamiento y desarrollo técnico, donde pueden coexistir distintas visiones y niveles de práctica, y donde siempre prima la seguridad, el respeto y la reciprocidad.

Incluso en sus versiones más pautadas, el randori tiene por objeto el fomento de la creatividad y la identidad marcial del practicante. Implica el reto de buscar soluciones originales a las circunstancias del enfrentamiento, y a la integración de los conocimiento adquiridos para expandir no solo la técnica, sino su ritmo y sus ventanas de aplicación en un contexto de incertidumbre aumentada.
Es un ejercicio profundamente psicológico que trabaja con el espacio, la intención, el fintado y la cadencia para minimizar la eficacia de contras y el control del adversario. Por este motivo, se beneficia mucho de la empatía y la comunicación entre los practicantes, que encuentran en la reciprocidad su más importante activo para su desarrollo no solo marcial, también humano.
Desarrollar sus variantes y visión particular en distintas escuelas, bien nos merecería un artículo a parte.
Tameshi
Tameshi se puede traducir por «prueba» o «examen» y es precisamente lo que refleja su significado. La práctica del tameshi incluye toda una serie de ejercicios cuya finalidad es poner a prueba la técnica y condiciones físicas del practicante cuando se dispone a realizar una técnica con toda su potencia, velocidad y destreza, pero sin comprometer la integridad física de otros compañeros. Se caracteriza por el uso de elementos o materiales externos, y por requerir una preparación y un diseño especialmente precisos, en función de los objetivos de trabajo. En el tameshi se unifican condición física, técnica y determinación.
Se trata de una práctica avanzada, que requiere preparación y dominio específicos, y cuya evaluación es inmediata y sujeta a unas condiciones ideales. Cuando una técnica se realiza a pleno rendimiento, el cuerpo debe de estar acondicionado para aplicarla sin sufrir daños, la técnica debe estar depurada y la coordinación y momentos de tensión, perfectamente sincronizados, donde la superación personal, constituye un factor clave.

Asimismo, es importante adecuar la elección del material al ejercicio a realizar y en función al fin perseguido con el tameshi, que no deja de ser profundamente específico (no seleccionaremos el mismo tipo de material para poner a prueba la potencia y la fortaleza, que la velocidad), y por tanto, también susceptible de incluir progresión vía escalado de sus propiedades físicas.
Si el tameshi tiene por objeto la potencia en una técnica de golpeo, lo más frecuente es aplicar un tameshiwari o «prueba de rompimiento». Éste es el caso más famoso y difundido en los sistemas que profundizan en técnicas de atemi o de golpeo, y puede ser el caso de rompimiento de tablas o bastones de madera, bloques de hielo, o de piedras. Un caso particular, es el caso de rompimientos de resistencia, donde es el material del tameshi el que se pretende romper al impactar con el cuerpo del practicante, como es el caso de aquellos sistemas influenciados por la filosofía de la «camisa de hierro».
También existen tameshi de coordinación, de velocidad, de control de la fuerza. Su aplicación puede, además, contemplar el uso de armas tradicionales, donde se puede incluir la prueba de corte o tameshigiri.
Reflexiones finales
Las Artes Marciales Tradicionales combinan todo un conjunto de prácticas se han transmitido de generación en generación de cada maestro a sus alumnos, siempre de forma por menorizada y exhaustiva, y cuyos conocimientos provenían de un compendio de ensayo y error, donde sólo aquellas prácticas que demostraban su eficacia era transmitidas y conservadas.
En ocasiones, esta lógica puede diferir con la que practicamos en tiempos modernos, y existen notables mejoras al trabajo de la condición física que se han incorporado por su valor didáctico y beneficioso. Sin embargo, resulta complejo diseccionar de igual manera la forma de transmitir una percepción compleja del espacio y el tiempo que participan de un conflicto, y de como enfrentarlo.
En esto, la heurística de la enseñanza de las Artes Marciales Tradicionales tiene mucho que enseñar tanto a practicantes como a profesores, siendo la ética y la filosofía los filtros ineludibles para una práctica responsable, respetuosa y completa, donde siempre prima la Vida, la Salud y la persona que busca en su práctica regular el crecimiento y el desarrollo personal bajo la filosofía del Budo.
